Bienvenido a este blog creado por un grupo de personas amantes de los animales en especial los perros. Somos personas sensibles que velamos por la vida de los perros callejeros desprotegidos y nuestra intencion es darles los cuidados que necesitan y encontrarles un hogar y una familia que le pueda dar el amor y cuidado que requieren.

lunes, 8 de noviembre de 2010

PUEDEN MOSTRARSE CELOSOS O POSESIVOS

Pueden mostrarse celosos o posesivos

El perro dependiente también puede mostrarse posesivo e incluso celoso, tratando como enemigo a cualquier persona o animal que se acerque a su adorado dueño. Otro síntoma de posesividad es el hecho de
que el perro monte a su amo o a otros miembros de la familia. Según mi experiencia, esta conducta no tiene nada que ver con la hiperactividad sexual o la dominancia, ya que siempre que la he observado ha sido en
perros con problemas de dependencia. Asimismo, los embarazos psicológicos se dan en perras posesivas con su dueño, aunque pueden o no haber desarrollado otros síntomas de ansiedad por separación.

Sabido es que en la naturaleza cualquier desequilibrio tiende a corregirse automáticamente. La psicología no es una excepción a esta regla, y eso da lugar a los llamados procesos compensatorios (emociones
opuestas, que se anulan mutuamente).

Así, en bastantes casos de ansiedad por separación el perro siente ira, cuya finalidad es compensar tres emociones:

El miedo: es decir, la sensación de vulnerabilidad que su adicción le produce. El animal se siente a merced de su dueño, siente su dependencia hacia él, y eso le genera deseos de dominar al objeto de su adicción y compensar así su sentimiento de impotencia.
  • La frustración: es decir, la decepción que sentimos cuando las cosas no salen como queremos, cuando la realidad no se ajusta a nuestros deseos. Las ausencias del dueño, sobretodo cuando son fuera de horario y el perro no se las espera, le producen frustración.
  • La culpa: el perro suele sentirse castigado porque está sufriendo. Este sentimiento de culpa aumenta si
    reñimos al animal al llegar a casa, al ver que ha orinado o destrozado algo. Esto nunca debe hacerse, entre otras cosas porque el animal sabe que su dueño está enfadado pero no sabe por qué (recordemos lo de la memoria asociativa). 

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